Los miembros encargados de vigilar la Zona Internacional y que conformaron su guardia fueron del PNV. Una de las pruebas fehacientes de ello fue que no se anunció en la prensa vasca la convocatoria para formar parte de ésta, al contrario que en la formación de la denominada ertzaña ya con el ejecutivo autonómico vasco, y que recibieron el principal edificio de la Avenida Zugazarte como cuartel: el Club Marítimo del Abra. También autores como Carmelo Landa Montegro apuntan que el llamamiento se realizó a través de los batzokis y las Juntas Municipales del partido jeltzale en Vizcaya, aunque de esto último yo no he encontrado pruebas documentales.
Sin pérdida de tiempo Luis de Ortúzar procedió al reclutamiento de aquellas personas que voluntariamente se iban a incorporar al cuerpo, eso sí, respondiendo a unas condiciones morales y físicas previas. Mientras las condiciones morales las supervisó el PNV, los requisitos físicos fueron a cargo del doctor Obieta que exigió una condición física perfecta con una altura mínima de 1,80 m y una edad de 25 a 35 años. Según el propio Ortúzar, en la entrega de un manuscrito en Lakua a la actual ertzaintza, el cuerpo estaba formado por “atletas, remeros, pelotaris, alpinistas, boxeadores, etc.” Esto nos indica el deseo de conformar una especie de cuerpo de élite, dentro de la coyuntura de la guerra, que se encargara del orden público en la Zona Internacional.

(Fuente: Archivo Histórico de Euskadi)
También señaló Luis Ortúzar la realización de un código de honor en el que se acordó que entre todos sus hombres se denominaran “jaun” sin distinción de insignias y categorías. Así todo nombre de un miembro de la Policía Internacional iba acompañado de “jaun“. La instrucción militar fue de modalidad británica adaptada al folklore vasco. El día comenzaba con el toque de diana Jaiki Jaiki Euzkotarrak y terminaba con el toque de silencio con las tres primeras estrofas del Agur Jaunak. Claro está, todo acompañado con el txistu pues trompetas y tambores no iban con el ambiente.
Aunque la Zona Internacional surgió a finales de agosto y principio de septiembre, parece que la Policía Internacional no nació hasta el 21 de septiembre de 1936 como muestra el pago de la primera nómina. Durante este tiempo seguramente que el cuerpo de Carabineros, Guardia Nacional Republicana o la Guardia de Asalto se encargaría de la seguridad de la Zona Internacional. Las nóminas nos muestran 79 miembros denominados “vigilantes”, en su mayoría parados y entre los que no se aprecia ninguna diferencia respecto a rangos. No será hasta octubre cuando nazca un retén de 50 miembros, todos también ciudadanos en paro, destinado en Bilbao. Entonces el número de vigilantes de la Zona Internacional pasó a cerca de 90 miembros, comenzando la contratación de mujeres y algún hombre para la labor de cocina y servicios de limpieza (la intendencia). Para el 12 de octubre el retén de vigilancia de Bilbao crece de 118 a 243 miembros en dos días, mientras que el retén de Las Arenas pasó a ser de 68. La nómina del 19 de octubre nos muestra la primera compañía jerarquizada de la Policía Militar de Euzkadi compuesta por 109 agentes, 17 cabos, 6 sargentos y tres tenientes, recayendo el mando sobre el capitán Luciano Ocerin Egurrola. La sede de esta compañía, al mando del citado capitán, tiene como Cuartel el edificio de Los Agustinos en Bilbao, siendo destacada en Eibar a principios de noviembre pasó ese mismo mes a ocupar el Cuartel El Pinar de D. Víctor Chavarri.
El uniforme de la Policía Internacional constaba de una boina negra, una camisa caqui, correaje Sam Brown, pantalón milrayas y zapatos/albarcas. En las fotos se puede observar que las camisas caquis podían tener dos bolsillos, uno a cada lado del pecho, o ninguno. Las insignias eran una “E” gótica, muy empleada por el nacionalismo vasco, que se situaba en la parte izquierda de la txapela sobre la ceja, y un parche rectangular en el lado izquierdo del pecho con las iniciales de Policía Militar (PM) probablemente en color verde sobre un fondo rojo. Este parche no lo portaban todos los miembros pero sí un amplia mayoría. Las armas con las que contó la Policía Internacional fueron cortas como se atestigua en las fotos.
Aunque la Policía Internacional constituía una Policía Militar, éstos no estaban sometidos a las prácticas castrenses ya que era un cuerpo civil de carácter paramilitar que se dedicó a la vigilancia diurna y nocturna de la Zona Internacional, la custodia de los residentes y el control de embarque/desembarque en el muelle que daba al Abra.

(Fuente: Diputación Foral Bizkaia)
El día 16 de octubre de 1936 gracias a la intervención de la Cruz Roja, representada por el suizo Marcel Junod, se realizó un canje de prisioneros del bando nacional por una colonia de niñas de Getxo que estaban pasando el verano en Cardeña-Jimeno (Burgos) cuando estalló el golpe militar de julio. La colonia municipal formada por 40 niñas, dos profesores y tres ayudantes llegó a bordo del destroyer inglés S. K. H. 15. En la Zona Internacional les aguardaban las autoridades municipales de Getxo, familiares de las niñas y varios vecinos. Tras formarse la comitiva, abriendo marcha la Banda Municipal de Getxo y tamborileros, se dirigieron a las oficinas de la Zona Internacional donde el Cuerpo Consular de Bilbao les obsequió con una merienda y juguetes a las niñas. Poco después de las seis de la tarde se haría a la mar con rumbo desconocido el destroyer inglés. El ayuntamiento de Getxo envió en agradecimiento la siguiente nota donde podemos ver entre los participantes los guardias de la Zona Internacional: “Llevadas a buen término las gestiones realizadas, el Ayuntamiento de Guecho se complace en expresar su agradecimiento al Gobierno Vasco, a la representación de la Cruz Roja Internacional, Cuerpo Consular, cónsul de Inglaterra, Marina de guerra inglesa y, en general, a todas las organizaciones o personas que de alguna manera han colaborado en dichas gestiones, haciendo extensivo el agradecimiento a la Comisión de Orden Público y guardias de la zona internacional por su actuación desinteresada para la mejor organización del recibimiento.”
El mismo día 16 de octubre, el comandante de la Policía Internacional, Luis Ortúzar, obsequió con una cena al capitán Coacs del buque inglés “Esk” de la Armada Real Inglesa. A esta cena también acudió el citado M. Junod, de Cruz Roja Internacional, la oficialidad del navío británico, el cónsul inglés Stefens, vicecónsul inglés Innes y los oficiales de la Guardia Internacional. Esta buena relación entre la Zona Internacional y la Royal Navy respondió no solo al agradecimiento de los vascos a los ingleses por el transporte de los niños vascos presos en zona nacional sino también al deseo del gobierno inglés por conocer la situación real del País Vasco.
Pasados unos 15 días de la llegada a la Zona Internacional de la colonia municipal de Getxo, el día 31 de octubre de 1936 arribó en el puerto una colonia escolar donostiarra que se hallaba en Logroño pasando el verano cuando el golpe rebelde. De nuevo la Royal Navy transportó en uno de sus buques, el H. 66, a los escolares hasta la Zona Internacional. Esta vez asistieron a recibirles una representación del Cuerpo Consular, jefes de la Policía Internacional y una Comisión Gestora de la Diputación de Gipuzkoa, haciéndose ésta última cargo de los niños y niñas.

(Fuente: Diputación Foral Bizkaia)
Por último, señalar una actuación de la Policía Internacional fuera de la mencionada Zona Internacional de Getxo. En la jura de José Antonio Aguirre el día 7 de octubre de 1936 como Presidente del Gobierno Provisional de Euzkadi, tras la aprobación del Estatuto de Autonomía, un piquete de la policía citada acudió a rendir honores al lendakari. Esto supuso el eco oficioso de ciertos periódicos en la formación de una policía presidencial de 500 hombres al mando de Luis Ortúzar cuya misión era estar a las órdenes del presidente y proporcionarle escolta cuando se dirigiera a los actos oficiales. En esta investidura como lendakari en Gernika, ante la representación del Cuerpo Consular de Bilbao, aprovechó Aguirre en señalar la importancia de la influencia consular para dar un giro al apaciguamiento de las potencias democráticas, reseñar el componente democristiano de su política o la defensa de los intereses económicos extranjeros: “Al Cuerpo consular aquí representado yo suplico, en nombre de mis compañeros y en nombre mío propio, que lleve a los países que tan dignamente representan la voz de un Gobierno que nace del pueblo, que responde a las instituciones democráticas seculares de este pueblo. (…) Llevadles la convicción de que por acusada que sea el avance social, por acusada que sea la intervención popular en la cosa pública, no puede confundirse el avance social y la intervención popular democrática en la cosa pública con la ordinariez y con el desorden. (…) Venimos nosotros a implantar un orden, un orden que será, además, en beneficio no ya de los naturales de este país que han de beneficiarse de él, sino también para mirado con respeto por los pueblos que vosotros tan dignamente representáis.”
En las primeras horas de la mañana del día 21 de octubre de 1936 la aviación nacional voló sobre Bizkaia. Algunos testigos aseguraban que fueron uno o dos, otros creen que tres, los aviones que volaban a una considerable altura siendo ese día de visibilidad difícil. Tras sonar las alarmas en la villa bilbaína un avión marchó hacia la costa y a la altura de Leioa, primeramente, y más tarde Ondarreta, dejó caer algunas bombas. En Leioa sobre las 10:00 horas fueron lanzadas cuatro bombas, entre ellas alguna incendiaria, que alcanzaron la fábrica Vidrieras de Lamiako sin ocasionar daños personales ni materiales reseñables. Sin embargo, en Ondarreta las bombas estallaron en los terrenos que ocupaba la Zona Internacional, concretamente una en la carretera frente al cuartel de la Policía Internacional (Club Martítimo del Abra) y otra entre éste y el chalet que existe a continuación (Consulado de Perú). Otras tres bombas fueron a caer al mar, junto al embarcadero del Club Marítimo, y dos más a corta distancia del buque inglés “Esk” y del barco-prisión “Altuna-Mendi”.
Las bombas caídas sobre Ondarreta sí causaron desgracias personales resultando muertos un súbdito peruano que se encontraba en el consulado, un varón de 21 años de edad que también estaba en el mismo consulado, dos gudaris de la Policía Internacional (José Luis Ibáñez Ariño y Jesús Ortúzar Aurrekoetxea), un vecino del barrio de Las Arenas, una mujer embarazada refugiada y un niño vecino de Romo. Entre los heridos existen dos de carácter grave, otros dos de pronóstico reservado y varios de menor importancia. Entre los heridos de pronóstico reservado por metralla se debe destacar a Berly Dolvy Vergels, de ocho años y súbdita inglesa, habitante con sus familiares en la Zona Internacional y que fallecería días después. También están entre los heridos otros miembros de la Policía Internacional, Francisco Zabala y Julio de Astobieta, que se encontraban de servicio en el momento del suceso.

(Fuente: Archivo Histórico de Euskadi)
Los funerales por las almas de los dos Policías Internacionales fallecidos en el bombardeo se celebraron en la Zona Internacional de Getxo durante los días posteriores al suceso de éste. Ambos entierros contaron con el transporte por compañeros de la Policía Internacional del féretro cubierto con la ikurriña, seguidos de la oficialidad del buque inglés “Esk”, enfermeras y la comitiva fúnebre. Situada la capilla ardiente en el Club Marítimo del Abra, los actos religiosos se llevaron a cabo en la iglesia de las Mercedes que está ubicada a pocos metros del cuartel de la Policía Internacional.
Desde el momento inmediato al bombardeo el Gobierno Provisional de Euzkadi se esforzó en presentar el conflicto como internacional con el objetivo de romper la pasividad de las democracias europeas. Ese mismo día el periódico jeltzale “La Tarde” exponía lo siguiente: “Esta incursión de los aviones facciosos en plan completamente preparado para atacar el territorio que comprende la zona internacional, pone en evidencia el anhelo del mando enemigo en provocar por todos los medios que están a su alcance un conflicto de la máxima importancia y trascendencia. Cuando recurren a estos procedimientos belicosos sin respeto ni miramiento alguno hacia un sector en el que están albergados los representantes de las potencias extranjeras hacen sospechar que su situación no es nada halagüeña, y solamente buscan por cualquier medio que esté a su alcance la intervención de los demás países. Por otra parte, podemos decir que la incursión facciosa sobre la zona internacional, produciendo víctimas entre los súbditos extranjeros y entre la guardia internacional, a la que está encomendada la vigilancia de dicha zona, ha levantado la más enconada protesta de los que al margen de la lucha conviven con nosotros y se refugiaron allí en la creencia de que los rebeldes respetarían sus vidas. Todo hace creer que este malestar profundamente sentido ante la actuación de los aviones facciosos, se traducirá en una manifestación colectiva de protesta que formularán los representantes de las potencias extranjeras contra los que han producido este nuevo atentado contra el derecho de gentes.” Al día siguiente el célebre periódico nacionalista “Euzkadi” también se manifestaba en la misma línea: “El hecho en sí resulta inconcebible y nos hace presumir que los rebeldes tratan de conseguir que la contienda que se dirime derive por otros cauces. Porque, en efecto, conocida por el Gobierno faccioso de Burgos la creación de dicha zona internacional y la instalación de todos los Consulados de las naciones extranjeras dentro de la misma (…) no permite pensar en una posible equivocación de los bombarderos enemigos. (…) los elementos militares, castigados en su orgullo, que se ven contenidos por este pueblo (…) pretenden salvarse con ayudas inconfesables, y para conseguirlas no encuentran otro medio más a propósito que el de aumentar, si les es posible, la tirantez internacional, provocando conflictos de los que puedan aprovecharse.”

(Fuente: Archivo Histórico de Euskadi)
Unas semanas después el secretario particular del Consejero de Gobernación declaró a varios medios periodísticos lo siguiente sobre el bombardeo en la Zona Internacional: “Se ha venido discutiendo por algún individuo de la zona internacional –dijo el referido secretario- que el último bombardeo, que tan directamente afectó a aquélla zona, fue debido a aparatos leales del Gobierno de la República, deseosos de provocar un conflicto de orden internacional. Afortunadamente, los técnicos, ante una de las bombas lanzadas contra dicho lugar no estalló, han podido desmontarla, soltando la espoleta y comprobándose la procedencia alemana de fabricación.”
Nada podía hacer el Gobierno Provisional de Euzkadi ante una política internacional poco favorable a la República Española con la ya consolidada “No Intervención” de las potencias democráticas europeas. Si bien las primeras declaraciones periodísticas debieron de surtir muy poco efecto en la política internacional, la exhibición de pruebas materiales de la intervención alemana en la guerra tampoco provocó el giro político necesario para que países como Francia o Inglaterra se decidieran a intervenir en la guerra. Aunque la pasividad de las potencias europeas tiene su primer argumento en la política de “No Intervención”, en el caso particular vasco encontramos en la documentación un Cuerpo Consular de Bilbao poco leal al ejecutivo de Aguirre que ejerce sus derechos y privilegios para ayudar a los súbditos extranjeros y a los perseguidos por el régimen legal.
Xabier Herrero
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- Hemeroteca Diputación Foral de Bizkaia, Bilbao.