*El presente artículo se publicó originalmente en galego el 18/11/2016 en el blog El Gaje del Oficio.
El 26 de diciembre de 1936 fallece en combate en el monte Kalamua (Markina, Bizkaia) Manuel Aguete Lino. Ejerce como teniente en la 2ª compañía del batallón CNT Nº 6 Celta. Según parece su hermano Antonio, también es combatiente en el Ejército de Euskadi. Enterado del trágico final de Manuel, en un momento de arrebato, quizás de enajenación se encarama a los sacos terreros fuera de sí y comienza a disparar desaforado contra las líneas contrarias. Antonio, al parecer, finaliza en este punto su periplo en la guerra, ese 26 de diciembre de 1936. La vida de dos hermanos segadas en el mismo día.

Fondo Ego-Ibarra (Archivo Indalecio Ojanguren)
Al menos esta es la versión de los hechos atesorada por la familia de los fallecidos.
Mas el asunto no finaliza aquí, pues como en tantas otras voces dormidas, ocultas por la historia reciente, añade una nota a mayores. Un halo de misterio que más de 80 años después permea sobre los hermanos Aguete Lino. Son incongruencias, incertidumbres que después de tantos años ocultas por el miedo y la desazón, buscan salir a la luz.
Su historia da comienzo como la de tantos otros cientos de jóvenes nacidos en las rías gallega. Deciden probar fortuna lejos de su hogar en O Seixo (Marín, Pontevedra).
En su tierra las condiciones laborales adolecen de una precariedad sofocante. Trabajo duro durante demasiadas horas y en condiciones que rayan la esclavitud, en la mayor parte de los casos por un sueldo miserable que apenas les proporciona aliento para afrontar el día a día. Eso si tienen la suerte de tener un trabajo. En las rías gallegas los marineros malviven y el paro es una lacra.
Posiblemente el efecto llamada de algún amigo o vecino anima a Manuel a establecerse en Trintxerpe (Pasaia, Gipuzkoa) al menos en el 1927 con apenas 15 años de edad. Antonio con 17, se reúne con él cuatro años después.
Después de finalizada la Gran Guerra Francisco Andonegui, dueño de la PYSBE (Pesquerías y Secaderos de Bacalao de España) precisa imperiosamente mano de obra cualificada y competente debido al repunte en el consumo de bacalao en todo el estado; la población autóctona se antoja insuficiente para cubrir no solo a las tripulaciones de las parejas de bous que zarpan a faenar, sino también los puestos de trabajo en tierra: estibadores, almaceneros, rederos,… Además existe otra razón de peso que sugiere a Francisco Andonegui a posar sus ojos en las rías gallegas. El motivo principal es que los arrantzales vascos ya comienzan a organizarse en sindicatos, ya se quejan, y cuestionan las condiciones impuestas por la patronal. Por el contrario los marineros gallegos carecen de un tejido socio-sindical fuerte, resultan trabajadores dóciles y extremadamente cualificados. La cosa no puede ser mejor para el empresario y los gallegos llegan cual marea a Pasaia para trabajar duro a cambio de un sueldo y condiciones deplorables, aunque no tanto como en su propia tierra.

Fotografía en euskonews.com
Con la llegada de la República los dóciles gallegos comienzan a despojarse de la piel de cordero. A lo largo de la costa gallega los trabajadores del mar comienza a organizarse, al tiempo que van ganando conciencia de clase. Este despertar social trae consigo el nacimiento, bajo la batuta de la CNT o de la UGT, de sindicatos de oficios del mar que van ganando adeptos poco a poco. Los gallegos residentes en Trintxerpe no les van a la zaga y a principios de los años 30 ven la luz sindicatos que arropan a marineros y trabajadores en tierra, cabrían destacar tres: El Avance Marino (CNT), La Unión Marítima (UGT) y La Polar (UGT). Las tres organizaciones cobrarán especial protagonismo en los meses previos al inicio de la Guerra Civil, a la cabeza de una huelga de larga duración que pretende conseguir sustanciosas mejoras para los hombres del mar tanto en las condiciones salariales como de trabajo.
Manuel Aguete está afiliado al sindicato de signo socialista La Unión Marítima y posiblemente al inicio de la guerra civil es uno de los tantos gallegos trintxerpetarras que acude presto a la defensa de la República. Combate en un primer momento en las calles donostiarras, para luego, una vez controlada la capital de provincia por las milicias de la Frente Popular, unirse a las diferentes compañías o centurias que pululan por toda la provincia hasta su caída en septiembre de 1936. De Antonio por el momento no tenemos nuevas, sus pasos se pierden oficialmente en 1935, fecha en la que aparece censado, junto a su hermano en una pensión sita en el número 55 de la calle Francisco Andonegui (Actual Euskadi Etorbidea) regentada por una gallega oriunda de O Seixo, Consuelo das Mercadelas, familiar de Manuel y Antonio.
Con Gipuzkoa en poder de los fascistas los dos hermanos recalan en Bilbo, a Manuel lo encontramos integrando el batallón Nº 3 MAOC Nº 1 Larrañaga (PC), ejerce como sargento en la 4ª Compañía junto a otros gallegos.
Mas enseguida Manuel abandona la disciplina del Larrañaga para integrarse en el batallón Nº 30 CNT Nº 6 Celta, en diciembre del 36, hecho constatado en la nómina del mismo con el grado de teniente. Posiblemente el motivo de este cambio de batallón se deba en buena medida a que el Celta es un batallón formado casi en exclusiva por milicianos gallegos, muchos residentes en Trintxerpe y algunos oriundos de su Seixo natal como es el caso de Benito Carballo Quiroga, Alejandro Moaña Bernardez o Manuel González Martínez.
El dicho batallón se traslada al frente de Markina (Bizkaia) a primeros de diciembre de 1936 donde permanece hasta finales del mes. Ocupa las posiciones ubicadas en el monte Kalamua. Allí establecido ocupa las trincheras más próximas a la cima. La más peligrosa y delicada dado su emplazamiento, a solamente unos escasos 70 metros de las líneas enemigas, es la denominada por los sublevados como Posición nº 2.

Fotografía en todoavante.es
El 26 de diciembre se rompe en el sector la habitual tónica de monotonía de la que viene disfrutando. Son los fascistas los que mueven ficha y da comienzo un intenso ataque para desalojar a los rojos de las trincheras vecinas. El batallón Nº 50 San Andrés de STV, situado a la derecha del Celta, recibe orden de replegarse. Cuando lo está haciendo observan como el Celta abandona también las posiciones debido al cruento ataque que están recibiendo, tanto por mar por parte del acorazado España, como por tierra. Los gudaris instan a los milicianos gallegos a regresar a la acción y no ceder un ápice ante lo avance de las tropas contrarias. La indignación de los abertzales consigue el objetivo deseado y los milicianos del Celta dan media vuelta y consiguen mantener la posición con bravura a costa de importantes bajas. En este día, en la llamada batalla de San Esteban, fallece entre otros compañeros el teniente Manuel Cobizas Aguete Lino. Así mismo como consecuencia de las heridas sufridas fallecen al día siguiente en el hospital civil de Bilbo Andrés Pérez Millán de A Pobra do Caramiñal (A Coruña) y el día 28 el sargento de la primera compañía Juan Pérez Mariño.
Como decíamos al inicio del presente texto, cuando Antonio Aguete recibe la fatídica noticia del fallecimiento de su hermano, se sumerge en una vorágine de sentimientos que guían sus pasos hacia un triste desenlace. Hechos que narra Jesús Carballo, también oriundo de O Seixo y residente en Pasaia, en sus memorias:
Estuvimos recordando la los que murieron en Pasajes defendiendo lana República (…) los de los hermanos Cobizas (…) estaban integrados en un batallón de la C. N. T., y en el estaban juntos en él frente, pero cuando uno de ellos se enteró que habían matado a su hermano, se puso de pie en él parapeto desafiando al enemigo y lo acribillaron a balazos.

Esta versión es la que se transmite de una manera clandestina a Encarnación y a Antonio, los padres de estos dos hermanos. En silencio lloran la muerte de sus hijos, con el dolor propio de los hechos ocurridos y con el miedo en el cuerpo por las posibles represalias. Poco a poco la historia quedará casi olvidada de la memoria familiar.
El misterio que envuelve estos hechos ocurridos hace poco más de 80 años son por un lado, el desconocimiento de la localización de sus cuerpos y por otra, la incertidumbre de la veracidad del mismo. Pues, las recientes investigación ubican a Manuel en la nómina del batallón Celta así como también la existencia de una ficha que da parte de su fallecimiento sita en el Archivo Histórico Provincial de Bizkaia. En ella se confunde el batallón donde Manuel combate, pues lo incluyen en el batallón Nº 4 Rosa de Luxemburgo (PCE) que por esas fechas también cubre el mismo sector que los célticos.
¿Pero que hay de Antonio? ¿Milita también en el batallón Celta? ¿Qué datos constan en su fichero que da fe de su muerte?… Realmente, no lo sabemos, la incertidumbre da lugar a un sinfín de preguntas para sus descendientes, las cuales buscan respuestas a lo acontecido realmente en aquellos días de plomo que les tocó vivir a sus familiares. ¿Realmente Antonio combate junto a su hermano?. Si lo hizo ¿Por qué su nombre no aparece en las nóminas del Celta?. ¿Combate en otro batallón?… Por el de ahora no existen respuestas a estas preguntas, solamente especulaciones. Quizás Antonio no quiso alejarse de Manuel y se alistó en el Celta, pues en la nómina correspondiente a la primera quincena de diciembre consta en la 3ª compañía un miliciano llamado Antonio Aguete Garrido ¿Pudo quizás el encargado de tomar el nombre de los combatientes confundirse en el momento de la transcripción de sus apellidos? ¿O quizás Antonio engrosa las filas del Rosa de Luxemburgo y de ahí que en el fichero donde se constata la muerte de Manuel crucen los datos de los batallones? Mas… una vez repasada la nómina del Rosa de Luxemburgo continuamos igual que antes, no hay rastro de Antonio. No descartamos que militara en alguno otro batallón de Euskadiko Gudarostea. Pero solamente son elucubraciones, hipótesis, un millar de preguntas sin respuestas.

Fotografías propiedad de la familia Dopazo Aguete
Una nueva sorpresa aún se presenta para salpimentar esta fascinante historia. Recientemente, la familia Aguete descubre que Manuel contrajo matrimonio en Trintxerpe con una joven vasca, Ignacia Urtaza, embarazada de apenas tres meses cuando fallece su marido. Es evacuada a Barcelona y allí sobrevive a la guerra, siendo quien cria al pequeño Manuel Aguete Urtaza el cual, nunca pudo conocer a su padre ni a sus parientes gallegos. La guerra no solo destrozó vidas sino que también impidió el reencuentro familiar, fruto de mutismos generados por el miedo.
Después de varias décadas se abre una ventana a la esperanza que puede aportar a su familia más datos acerca de las vivencias de estos dos jóvenes, un hálito que trae bajo el brazo. Sorprendentes giros y novedosos descubrimientos vetados hasta hace bien poco. Las vueltas que de la vida.
Sergio Balchada
- Fuentes
- Archivo Histórico de Euskadi/Euskadico Artxiboa Historikoa (AHE/EAH).
- Archivo Histórico Provincial de Bizkaia/Bizkaiako Artxibo Historiko Probintziala (AHPB/BAHP).
- Bibliografía
- Carballo Quiroga, Jesús. Memorias, S.D.
- Estévez, Xosé; Otaegui, Marta. Protagonistas de la Historia Vasca (1923-1950). Ciclo de mesas abiertas 21-31 de mayo de 1984. San Sebastián, 1985.
- Urkijo, Jaime; Coordinación: José Ángel Fernández León y Alberto J. Sampedro. Diario de un Gudari en el Frente de Euskadi. Intxorta 1937 Kultur Elkartea, 2014.
- Vargas Alonso, F. Manuel. Anarquismo y Milicias de la CNT en Euskadi. Eusko Ikaskuntza, 1996.
*Quisiera agradecer a María Dopazo la información ofrecida sobre sus antepasados, su interés y correcciones. También a la asociación Ahaztuen Oroimena. Markinaldeko Frentea 1936.