Docentes depurados por el franquismo en Maruri-Jatabe* (1937-1939)

1. INTRODUCCIÓN

Con el advenimiento de la República en 1931, el tema de la educación pasó a convertirse en materia prioritaria para el nuevo gobierno que trataba de corregir el secular abandono en que se encontraba. Nuevas propuestas como la escuela mixta, no separada por sexos, la laicidad, una formación más adecuada al profesorado, nuevas pedagogías, el incremento salarial… suponían una revolución dentro del sistema educativo conocido hasta entonces. Estas reformas sufrieron los vaivenes que marcó la política. Así, durante el bienio de gobierno de las derechas (1933-1936) muchas de esas renovaciones sufrieron un claro retroceso que el Frente Popular quiso recuperar a partir de 1936. La contienda civil acabó con este proceso.

La enseñanza en Maruri seguía los parámetros de cualquier centro educativo del resto de la Bizkaia rural. Suponemos que su relativo aislamiento impediría que muchas de las nuevas reformas llegasen a ponerse en práctica. No olvidemos, además, que la sociedad maruritarra era claramente conservadora en sus ideas, pues estaba dominada políticamente por el nacionalismo y el tradicionalismo.

Maruri a principios del siglo XX
Maruri a principios del s.XX.
Cliché Ojanguren. Coleccion particular.

Los niños y niñas procedían en su inmensa mayoría de caseríos donde las labores agrícola-ganaderas eran la principal ocupación de sus moradores y, en la que los y las menores, debían compaginar la enseñanza con los trabajos del caserío. La situación de las escuelas junto a la iglesia parroquial de San Lorenzo y el carácter disperso de la población, con abundantes caminos carretiles y senderos, suponían para los menores un perjuicio para su asistencia a clase.

En Maruri, el centro escolar estaba dividido en aulas para niños y niñas abarcando un arco de edades que podían ir desde los 4 hasta los 12 años, como correspondía a un centro de enseñanza primaria. Debía de encontrarse en un lamentable estado, según se deduce de una visita que realizó al pueblo la inspectora de 1ª enseñanza en diciembre de 1934. También, la maestra de niñas, Pilar Pereda, y por el mismo motivo, sugirió su traslado al edificio del Sindicato Agrícola, siendo desechada la idea por el Ayuntamiento debido al alto costo de su alquiler (250 ptas. anuales), inviable para las exiguas arcas municipales.

El Ayuntamiento, en enero de 1936, consciente del mal estado de las escuelas, reactiva un antiguo plan para la construcción de un nuevo edificio escolar mediante subvención pedida al Estado y que ya había sido proyectado el año anterior por el arquitecto Antonio Araluce(1). Mientras tanto, el Consistorio accede al traslado de la escuela de niñas a los locales del Sindicato Agrícola. Desgraciadamente también la guerra echó por tierra todos estos planes.

La plaza de maestro rural no debía ser del agrado de muchos docentes, de ahí las vacantes que se producían en las escuelas. En el caso de Maruri, a los inconvenientes propios del aislamiento, había que añadir el desconocimiento del idioma castellano que tenía la práctica totalidad del alumnado a enseñar. Dificultad que se hacía mayor en aquellos educadores procedentes de otras regiones del Estado. Disponemos al respecto de las anotaciones de carácter etnográfico que en el año 1936 envió un vecino de Maruri, de apellido Madariaga, al reputado antropólogo y etnólogo José Miguel de Barandiaran, entre las que incluye la vida escolar del pueblo, en ellas se decía:

“Comienzan a ir a la escuela a la edad de 6 años, para abandonarla a los 10. El tiempo que duran las clases es de 5 horas; tres a la mañana y dos a la tarde. Lo que aprenden se reduce a leer y escribir, y algo de matemáticas. El que regenta posee título oficial y es natural de países castellanos. La lengua que habla a los niños no puede ser otra que la castellana, ya que ignora el baskuenze (sic). Como los niños ignoran absolutamente la lengua castellana, es frecuente el caso de no poder entenderse el maestro con el chiquillo y viceversa. La localidad de Maruri posee también maestra oficial, a la cual se puede aplicar todo lo dicho para el maestro.” (2)

Todo esto se corroboraba en el hecho de que mientras las niñas tenían a su maestra desde 1930, la asignación del maestro había sido más problemática. En 1931 se nombró como titular interino a Elíseo Gonzalo Arriba, que no llegó a presentarse, como tampoco lo hizo su sucesor, Felipe Izarra Ijalba. En 1932, asumió el cargo Juan Arceluz, al que sustituyó, ya con plaza en propiedad, Luis Hernández de Palacio en 1934.

2. GUERRA Y DEPURACIÓN

La sublevación militar, encabezada por Franco, contra la legitimidad republicana se inició en julio de 1936. En Bizkaia, es a partir del 31 de Marzo del año siguiente, con la ofensiva del general Mola, cuando los rigores de la guerra se hacen sentir de manera más intensa. En Maruri, los combates que se desarrollaron en el monte Sollube(3) entre el 6 y el 14 de mayo, significaban para los maruritarras que la guerra estaba próxima. Muchos abandonarán sus caseríos para iniciar el éxodo hacia el oeste de Bizkaia. Tras la conquista del monte Jata(4), en cuyas faldas se asienta el pueblo, por las tropas italianas de Flechas Negras el 19 de mayo, era cuestión de tiempo la caída de Maruri en manos de los sublevados, como así ocurrió el 14 de junio de 1937.

Las nuevas autoridades, impuestas por los vencedores, inician un proceso de cambios en el Ayuntamiento. Los legítimos representantes serán encarcelados y los trabajadores desafectos al “Régimen“, depurados.

Expediente depurativo de Luis Hernández
Expediente depurativo de Luis Hernández

Los y las docentes con plaza en el pueblo sufrirán la depuración correspondiente a los funcionarios estatales. En junio de 1937, una vez que Bizkaia ha sucumbido prácticamente en su totalidad a las fuerzas franquistas, se inició el proceso depurativo de los maestros y maestras con plaza en el territorio histórico, consistente en la separación del docente de su plaza y su petición, a través del Rectorado de Valladolid del que dependía la enseñanza en Bizkaia, de reingreso en su puesto. Todos, sin excepción, debían demostrar que su carrera profesional se había regido por los parámetros que marcaba el nuevo Estado.

Los expedientes de depuración en territorio bizkaino alcanzaron la cifra de 1.010 y abarcaban todos los niveles de enseñanza, desde la universidad hasta la enseñanza primaria. Maruri solo disponía de escuelas para esta última, así que sus docentes fueron calificados dentro de la Comisión Depuradora D.(5)

Las nuevas fuerzas vivas del pueblo, afines a los fascistas, como el Alcalde, el cura, miembros de FET y de las JONS(6), la Guardia Civil o los padres de familia se encargaron de elevar los informes pertinentes sobre la vida laboral, moral y política del docente, realizándose a través de unos formularios cuyos apartados eran los siguientes:

  • Deberes religiosos.
  • Conducta privada.
  • Conducta política.
  • Actuación profesional.
  • Actuación durante el “Movimiento“.
  • Juicio personal.

Basándose en las respuestas, la Comisión Depuradora de Vizcaya proponía al Ministerio o a la Junta Técnica del Estado(7) la reposición, o no, en el puesto del expedientado. A su vez, el depurado podía formular las alegaciones que considerase necesarias y buscar el aval de su comportamiento entre personas afines a los vencedores. Una vez “escuchadas” todas las partes se emitía el dictamen definitivo.

Pilar Pereda Cámara, maestra de las niñas, y Luis Hernández de Palacio educador de los niños, serán los docentes a los que alcanzó el proceso depurativo, pues eran los que ocupaban las plazas de enseñanza primaria en Maruri cuando fue “liberada” por los “nacionales“.

2.1. PILAR PEREDA CÁMARA

Había nacido en Santiago de Tudela, pequeña localidad perteneciente al Valle de Mena, el 23 de mayo del año 1897. Ingresó en la Escuela de Magisterio en el año 1919 y tuvo su primer destino como maestra en 1925, en la escuela de párvulos de Sebastián de Ballesteros (Córdoba), hasta el curso 1929-30. El 15 de septiembre de 1930, ya con plaza fija, fue destinada a la escuela de niñas de Maruri. Estaba casada con Ángel Braceras Presa, militante del Partido Republicano Radical(8) y que, intermitentemente, ocupó el puesto de secretario del Ayuntamiento, cargo que se hizo oficial a partir de la entrada de los nuevos poderes locales franquistas. El 21 de mayo de 1937, Pilar y su hijo Ángel, se pasaron al lado “nacional” por el monte Jata siendo realojados en Bermeo. Su marido lo había hecho unos días antes.

Pilar Pereda con sus alumnas en 1930
Pilar Pereda con sus alumnas en 1930

A diferencia de los docentes para niños, Pilar Pereda se mantuvo en su puesto durante todo el periodo republicano. Vivía en el pueblo, siendo su residencia uno de los pisos del Sindicato Agrícola, lo que le hizo más cercana y conocida en el pueblo. Como curiosidad, el Ayuntamiento le destinaba una partida trimestral de 39,06 pesetas como “retribución escolar” que se sumaba a las 3.000 ptas. que tenía de sueldo anual abonado por el Estado. Durante la república, fue nombrada concejala en representación del Estado, dentro de la comisión gestora que gobernó el municipio entre enero y mayo de 1933 para servir de puente entre el Ayuntamiento elegido en 1931 y el resultante de las elecciones municipales de 1933.(9)

Una vez instalado el nuevo poder municipal, la Comisión Depuradora envió la correspondiente hoja informativa a rellenar por los poderes fácticos de Maruri.

Las valoraciones hacia la maestra que se hicieron relativas a su depuración fueron todas altamente positivas, como correspondía a una mujer muy vinculada al pensamiento católico y derechista. Los responsables de dictaminar su comportamiento durante el periodo republicano y de guerra fueron: el alcalde José Eguia Unibaso; el sacerdote Juan Aguirre Larrauri; el guardia civil de la comandancia de Mungia Primitivo Benito Gallego; Luciano Bengoechea Larrauri, que se presentaba como padre de familia aunque también era concejal del Ayuntamiento; Sabino Aguirre Unibaso que ostentaba los cargos de juez municipal, vocal de la junta municipal procombatientes(10) y encargado del Sindicato Católico Agrícola; Ignacio Garay Lopategui que, a partir del 17 de septiembre, sería nuevo alcalde en sustitución de José Eguía; y Nemesio Aguirre, hermano del párroco. Las declaraciones iban desde el 18 de agosto que lo hizo José Eguía al 27 de septiembre que lo completó Luciano Bengoechea.

Los informes evaluadores destacaban que cumplía con “exactitud” sus deberes religiosos, siendo “ejemplo para sus vecinos y modelo a imitar”. Ella misma declaraba que pertenecía a la asociación de la “Adoración real y perpetua al Santísimo Sacramento“. En su labor como docente su calificación es buena, aportando los informantes, coletillas como “Cumplía con su deber manifestando sentimientos patrióticos, morales y religiosos.” o “Buena educación a las niñas pese al ambiente separatista que infectaba estos pueblos ella dio siempre prueba de un españolismo arraigado”. En cuanto a su vida privada se señalaba que era persona buena y de derechas, cuyas candidaturas votaba, siendo “Muy afecta al movimiento” y lectora de la “Gaceta del Norte”(11). En cuanto a su actuación durante la guerra, todos destacaban su huida a las posiciones ocupadas por los fascistas; también se señalaba cómo se negó a obedecer las órdenes de dos emisarios del Gobierno Vasco para que se pusiera a su disposición. Como es de suponer, el juicio personal para todos los evaluadores se resume en palabras como: “inmejorable”, “de confianza” e incluso “una de las personas llamadas para la reconstrucción espiritual de la nueva España”.

Hoja informativa realizada por Jose Eguia
Hoja informativa realizada por Jose Eguia sobre Pilar Pereda

Pilar Pereda, en su escrito de declaración jurada para solicitar su reingreso al magisterio, aportaba pruebas de su afinidad con las nuevas autoridades manifestando, por una parte, que “al estallar el Movimiento a pesar del ambiente rojo separatista supo hacerle frente, manifestando su amor por la España única no sin grave riesgo de su cargo” y por otra, su escapatoria de Maruri hacia las líneas franquistas. También declaraba que “trabajó para que algunos vecinos que en momentos de órdenes de evacuación por los dirigentes rojo separatistas desobedecieran dichas órdenes trasladándose con sus ganados al lado de la España nacional”. En otro documento añade que “siempre procuré a pesar de las leyes laicas dictadas por las autoridades republicanas, trabajar por conservar la moral y los principios religiosos, patrióticos, etc.”

Con todos estos juicios estaba claro que el dictamen iba a ser positivo.

La Comisión Depuradora al examinar su expediente de petición de reingreso como maestra, observando los favorables informes y que no se habían presentado cargos contra ella, propuso su reposición en el cargo, siendo confirmada esta propuesta por la Comisión de Cultura y Enseñanza el 13 de enero de 1938.

Pilar Pereda regresó a Maruri donde continuó ejerciendo su labor como educadora durante un largo periodo de tiempo.

2.2. LUIS HERNÁNDEZ DE PALACIO

Era natural de Toledo, donde había nacido en 1909. No tenía cargas familiares durante su estancia en Maruri, pues se hallaba soltero, y residía en Mungia(12) en casa de unos familiares.

Obtuvo el título de maestro de primera enseñanza en 1927, iniciando su carrera docente en 1931 en la localidad de Burguillos, provincia de Toledo, continuando su carrera como maestro interino en otras localidades de la misma provincia como Las Ventas con Peña Aguilera, Navahermosa y Santiago de la Fuente, hasta el año 1934, en el que obtuvo plaza en propiedad en la escuela de niños de Maruri.

Cuando se produjo el “Alzamiento” se encontraba en su Toledo natal de vacaciones, permaneciendo en la misma hasta el 28 de septiembre de 1936, fecha de la entrada de las tropas franquistas en dicha localidad.

El 1 de octubre se afilia al requeté de Toledo siendo destinado al Tercio “El Alcázar“, partiendo al frente de Madrid, donde prestó servicio hasta finales de noviembre en que se le asigna el puesto de maestro en la escuela de niños de Santa Isabel, en la capital toledana. El 6 de abril de 1937 se incorpora nuevamente al Tercio “El Alcázar“, donde trabajó como escribiente en la Jefatura de Milicias Nacionales. En este destino se encontraba cuando en junio de 1937 dio comienzo su expediente de depuración.

Las contestaciones en el proceso depurativo de Luis Hernández fueron realizadas por el nuevo alcalde Ignacio Garay Lopategui, el párroco Juan Aguirre y Sabino Aguirre, personas que ya habían declarado con Pilar Pereda. Ahora se añadían el secretario del Ayuntamiento, Ángel Braceras Presa y el jefe local de FET y de las JONS, Esteban Laraudogoitia.

En todos los casos la valoración respecto al maestro es buena en cuanto a comportamiento personal y profesional, aunque coinciden en que desconocen datos de otra índole ya que, como apuntan los informantes, vivía en Mungia y al acabar las clases regresaba a dicho pueblo, no haciendo vida en Maruri.

Debido a esta última circunstancia, la Comisión Depuradora envía el cuestionario al municipio de Mungia para ser rellenado por el cura, Juan Mardaras, el comandante del puesto de la Guardia Civil, Honorio Miñambres y el jefe local de las FET y de las JONS, Eduardo Arruza.

Las respuestas en este caso fueron más duras. Así, el párroco apuntaba que era “frío en materia religiosa”, “era derechista pero sus tíos residentes en el pueblo eran de significación roja”. El comandante de la Guardia Civil declaraba que no frecuentaba la iglesia, su conducta privada era “algo indeseable”, no pertenecía a ningún partido político y que frecuentaba las tabernas, llegando a estar en varias ocasiones en “estado lastimoso”. Por último el jefe local de la FET y de las JONS manifestaba que estaba “contaminado por las izquierdas”, siendo de filiación republicana, que se embriagaba y que “últimamente se había descarriado debido a malas compañías”.

Un tercer informe es elevado por la Comisión de Depuración de Toledo en la que se le acusaba de pertenecer a Socorro Rojo Internacional(13), pasearse por la calles con el brazalete de dicha organización, e incluso, de dar conferencias en su apoyo.

El depurado tenía derecho a una contestación a los cargos que se le imputaban, que en este caso eran: ser simpatizante de izquierdas y mala conducta privada. Hernández de Palacio proclamaba en su defensa que no era simpatizante de izquierdas, ni pertenecía a ningún partido político. El brazalete de SRI lo justificaba aseverando que lo usaba para poder salir de casa sin ser molestado. En cuanto a su vida privada, declaraba que en Maruri siempre había dado ejemplo tanto como docente como en la defensa de los intereses de España, no negaba que fuera de Maruri pudo usar de su “derecho propio de un joven de mi edad, divirtiéndome honestamente y sin escándalo para mi profesión”.

Luis Hernández con sus alumnos en 1934
Luis Hernández con sus alumnos en 1934

Vistos los informes, la comisión superior dictaminadora de expedientes de depuración propuso al Ministerio de Educación la confirmación en su cargo de maestro pero inhabilitándole a perpetuidad para el ejercicio de cargos directivos y de confianza en instituciones culturales y de enseñanza. Al final, pesaron para emitir ese dictamen aspectos de su vida privada, como el ser “Frío en materia religiosa. Conducta privada algo deficiente pero sin escándalo para sus alumnos puesto que residía en pueblo distante a la escuela.”

Falta en su expediente la confirmación de dicha propuesta pero no dudamos que el Ministerio asumió en su totalidad la propuesta realizada hacia el educador.

Desconocemos que fue de Luis Hernández de Palacio al acabar la guerra, a su plaza de Maruri no regresó, siendo sustituido por Visitación Leiva de Nicolás como maestra interina de niños.

Los dos educadores de Maruri tuvieron “suerte” en sus respectivos enjuiciamientos, más Pilar Pereda que Luis Hernández al que se condenaba, dentro del ámbito educativo, a no pasar de la condición de maestro para toda su vida. Viendo sus expedientes comprobamos lo que significaba la “Nueva España“: rigidez tanto política como moral. El hecho de que ambos resaltasen sus fervores patrióticos o que una persona pierda parte de sus derechos como funcionario por llevar una vida no ajustada a los nuevos patrones de moralidad y religiosidad auguraba tiempos difíciles para el pueblo. El tiempo se encargaría de corroborarlo.

Plácido Ugarte

* Nota: hemos preferido utilizar para el texto el término Maruri en lugar de Maruri-Jatabe por ser el vocablo que se utilizaba en toda la documentación de la época. En algunos casos también se le denominaba como San Lorenzo de Maruri. El nombre de Maruri-Jatabe se hizo oficial a partir del año 1997.


(1) Arquitecto getxotarra responsable de trabajos como el ayuntamiento de Mungia, o el balneario de Igeretxe en Algorta, entre otros. Fue uno de los arquitectos que asumió durante la guerra la construcción del Cinturón de hierro lo que le acarreó el exilio y su depuración como arquitecto.
(2) Archivo Histórico de Euskadi. Fundación José Miguel de Barandiaran. Archivo personal.
(3) Cima situada en la margen izquierda de la ría de Urdaibai, cercana a la villa de Bermeo.
(4) Monte ubicado entre las poblaciones de Maruri, Bakio y Mungia, distante unos 7 kms. aproximadamente al oeste del Sollube.
(5) Existían cuatro comisiones la A (Universidad), B (Escuelas Especiales), C (Enseñanza Secundaria) y D (Enseñanza Primaria).
(6) Único partido del régimen de Franco nacido en abril de 1937 mediante la unión dentro de su seno de falangistas, tradicionalistas y partidos derechistas afines al “movimiento”.
(7) La Junta Técnica del Estado, dividida en varias comisiones, entre ellas la de Cultura y Enseñanza, fue creada por Franco como forma de gobierno desde octubre de 1936 hasta el 31 de enero de 1938, fecha esta última que marcó el inicio del nuevo Estado franquista estructurada en ministerios. Pilar Pereda fue repuesta en su cargo por la Junta Técnica pues su expediente fue resuelto el 18 de enero de 1938, mientras que el de Luis Hernández fue sancionado por el Ministerio de Educación el 30 de diciembre de 1939.
(8) Formación política de carácter conservador fundada por Alejandro Lerroux.
(9) Por la ley electoral de 20 de diciembre de 1932, cesaban los ayuntamientos elegidos a través del artículo 29 de la ley de Maura que posibilitaba la constitución de ayuntamientos sin haberse celebrado elecciones, como había sucedido en Maruri en 1931.
(10) La junta local procombatiente, presidida por José Eguia, se encargaba de la recaudación de un impuesto especial, establecido por el régimen franquista, destinado a ayudar a los familiares de los vecinos que se hallaban en el frente.
(11) Periódico bilbaíno fundado en 1901 y de tendencia católica y conservadora.
(12) Mungia o Munguia (término castellanizado), municipio distante a unos 3,5 kms. de Maruri.
(13) El SRI era un servicio social y asistencial de carácter comunista., presente en España desde la revolución de octubre de 1934.


    Fuentes

  • AGA Archivo General de la Administración. Alcalá de Henares (Madrid).
  • Archivo Ayuntamiento de Maruri-Jatabe.
  • Archivo Histórico Foral de Bizkaia. Bizkaiko Foru Agiritegi Historikoa.
  • Archivo Histórico de Euskadi.
    Bibliografía

  • De Pablo Lobo, Carlos: La depuración de la escuela española durante el franquismo 1936-1975. Institucionalizacion de una represión. Foro de Educación. 2009.
  • Egaña, Iñaki: 1936 Guerra civil en Euskal Herria. Aralar liburuak. 2000.
  • Paia, Fredi: Maruri-Jatabe: bizimodua eta ohiturak. Labayru Ikastegia. 2009.
  • Prieto Cascón, Patricia: La escuela rural en la II República: luces y sombras. Publicaciones didácticas. 2017.
  • Eusko Jaurlaritza / Eusko Ikaskuntza: Guía de fuentes documentales y bibliográficas sobre la guerra civil en el País Vasco. 2009.
  • Maruri-Jatabe Udala: Maruri-Jatabe: memoria histórica 1937-2017. 2017

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