La narración de Josep María Estartit del Bon 903 de la 42ª división del asalto a los AUTS. Julio 25 – Agosto 5 de 1938.
Esta es la carta, la última misiva a su hermano, ficticia, que un combatiente republicano del ejército del Ebro escribió en los primeros días de la batalla en torno a los Auts.
Fue hallada y guardada como souvenir de guerra por un alférez del 17 de Burgos con manchas de su sangre.
Su hermano convaleciente en el hospital de retaguardia supo que algo le había pasado a Josep María cuando dejó de recibir cartas de él a mediados de julio. Al principio se enfadó. Luego supo que estaba en el fregado del Ebro. Como tanta otra gente. Ya le escribiría mas adelante. El se moría de aburrimiento y su hermano en la mayor ofensiva de los leales. Se lo tenía que contar. Nunca llegó a leerlo.
Estimado Manel:
Hoy me viene mejor que nunca escribirte, me ayudará a olvidarme del nudo que me aprieta las tripas desde hace ya unos días. Algo gordo se esta preparando y pienso además que importante. Llevamos tres días agazapados a nuestra orilla del río Ebro sin casi movernos para no ser descubiertos entre las riberas, sin movernos apenas y sin fumar. Ya sabes tú lo que me cuesta esto último pero las ordenes son las ordenes. Como entenderás no puedo contar mucho pero la cosa parece viene gorda ya que los de intendencia nos dicen que no paran de ver gente y material desde aquí hasta retaguardia. Tampoco dan más detalles pero nosotros que tenemos mucha guerra ya sabemos lo que significa. Ahora te he de dejar pues ni un candil nos dejan encender. Se echa la noche encima y este calor y los mosquitos dan ganas de que uno desobedezca y se eche a dar un baño en el río. Cuanto me acuerdo de nuestros veranos en Calonge tú. Quien volviera a esos años felices.
Ayer estuve todo el día raro. Por eso no escribí. Nervioso como los compañeros. Fumamos en corrillos bajo las arboledas. Se oye un murmullo pero no hacemos ruido.
No me lo tomes a mal hermano pero preferiría estar donde estas tú, con tus dolores y heridas que con esta congoja. Mis sospechas son un rumor que corre todo el frente. Estamos a punto de algo gordo y nosotros vamos los primeros. La aviación facciosa nos pasa por encima pero no nos bombardean. Señal de que no se han dado cuenta que si no ya los conoces. Nos han prohibido dispararles para no delatar nuestra posición. No puedo estar más tiempo quieto, son cuatro días más. Si ves a Miguel Ángel, salúdale de mi parte y cuídate tú también.
Hermano, hoy por fin dimos el salto. Te escribo porque pese al enorme cansancio, las emociones, el calor que hemos pasado, los tiros y explosiones, la lucha, he de sacarme todo esto del pecho.
El comisario nos dijo cuando cruzamos al amanecer en esas barcas, ¡había una de Calonge tú!, que han traído de toda nuestra Cataluña: camaradas hoy la República avanza para echar a los facciosos de la tierra catalana y con el objetivo de desbaratarles los planes en Levante. ¡Quizá te vea pronto en Valencia!
Ha sido increíble, les hemos pillado por sorpresa y hemos ido como un aluvión de Mequinensa. Solo hemos visto pocos muertos. Nuestras avanzadillas los han cogido por sorpresa. Han sido nadadores de nuestra tierra Manel, gente dura. A lo largo de la mañana nos hemos desplegado toda la 42ª división en un estrecho espacio y hemos tomado los Auts. Estábamos pletóricos. Nunca antes en la guerra, excepto en aquellos primerísimos días, habíamos avanzado tanto. No somos los mismos.
Hoy te vuelvo a escribir. No se si alguna vez terminaré esta carta. No hemos parado construyendo atrincheramientos. Hoy parece que nos hemos llevado nosotros todas las bombas de los facciosos aunque dicen que hemos cruzado en todo el frente hasta Amposta. ¿Te haces idea hermano de lo que es esto?. Somos lo mejor del ejército de la República. Eso dice el comisario que anda ufano entre los bombardeos. Eso si, en el asalto nadie le vio disparar. Es un hombre muy politizado de Reus.
Ahora estoy en una cueva. Estamos al abrigo de la artillería, en cuevas y refugios, todo el batallón 903. Descansando. En grupos ayer bajamos al río a bañarnos. Que gusto tú. La ensalada de tiros y los obuses se oyen cerca pero es a los pobres del 902 y 901 que están en primera línea, a pocos kilómetros de aquí.
Hemos tenido pocas bajas. Si esto va así nos plantamos en Teruel pronto. Se que queda lejos pero, ¿te haces idea de la operación?. Hay un cambio enorme desde la batalla de Aragón donde fuimos retrocediendo desordenadamente y hasta con vergüenza. Hoy la disciplina y organización son bien diferentes Manel.
Perdona hoy la letra. Tengo las manos doloridas de golpes y arañazos. Nos tocó hoy rechazar contra ataques facciosos. Parece que están todos enfrente nuestro aunque sabemos que esto es general. Dicen que hemos tomado Gandesa pero nosotros no avanzamos. Estamos aquí con el río a nuestras espaldas y entre peñascosa desnudos y tierra seca. El único pueblo cercano es Fayón. Aquí las gentes hablan nuestra lengua pero lo hacen bien raro. A veces no entiendo a los paisanos. Hay algunos escondidos mas abajo cerca del río. Les cogimos de sorpresa a ellos también.
Ayer me quedé dormido con la pluma en la mano. Alguien me la cogió y hoy solo tengo un lapicero. Perdona la letra Manel. Entre esto y el cansancio. Estoy manchado de sangre de los arañazos. Combatimos bien. Sudados y sucios de polvo.
Estamos en Punta Quemada. Y ahora aun más porque creo que no ha habido un metro sin batir. No han parado con la artillería. La nuestra hace fuego pero no a los de enfrente nuestro. ¿Porque no les tiran a los que tenemos enfrente?
Siempre lo mismo. Bombardeo y asalto. Parece hemos cogido una buena tunda. Nuestra zona esta un poco mas atrás pero viendo los sanitarios llevando a toda esa gente de vuelta al río nos da una idea. A veces querría ir en una camilla de esas a donde estás tú. Estamos nerviosos. He de apagar el candil. Bona nit.
Llevamos ya más de una semana igual desde que pasamos. La carta de ayer Manel quedó empapada de sudor y la tuve que echar. Me la dejé en el bolsillo. El agua que tenemos escasa se nos va en sudar. Sudar de calor y de miedo. Ya no tenemos reservas y no nos dan cuartel. Carles y su hermano no se han retirado de la posición antes de que cayera frente al enemigo. Que habrá sido de ellos. El Sargento castellano nuestro murió de un tiro a la espalda. Mientras yacía en el suelo juraba de esa manera que solo ellos saben hacer. Igual por eso nadie intentó sacarle del cráter del obús mientras corríamos por nuestras vidas saltando de cráter en cráter. Huele ya mal, a pólvora ya y carne putrefacta. Las moscas tú. Son más que todos nosotros juntos en cada metros cuando baja el sol. Durante el día ni se atreven ellas tampoco. Me dedico a observarlas. Solo así me distraigo. Recordaros solo me entristece. Casi no hablamos entre nosotros. Hemos pasado de la euforia al abatimiento. Pero dicen que no hay retirada posible.
Hoy los he visto de frente; sus caras. Tenían tanto miedo como nosotros pero se echaban encima. Creo que he matado a varios. Me he quedado varias veces sin munición. He vaciado todas las cartucheras de los caídos que me he cruzado. No se cuanto más aguantaremos así.
Hoy más de lo mismo. Estamos agotados y dicen que no recibiremos refuerzos, que el esfuerzo principal esta en Gandesa, ¿pero es que no la habíamos tomado ya?.
La aviación se ha cebado en nosotros, ¿porque no se irán a Gandesa?. Todo el día agazapados rechazándolos en la distancia. Hoy nos tanteaban. Al teniente dice que nos toman la medida. Parece que mañana es el día en que nos asaltarán pero es que no han parado de hacerlo desde el segundo día. Hay muchas caras que ya no veo. Era un buen consejo el tuyo el de no hacer amistades en el batallón. Se echa menos en falta a la gente.
Un payés del Urgell no para de llorar. Ha perdido a sus amigos hoy. Él no lo sabe pero los demás vimos quedar su posición tapada bajo un manto de tierra y piedras tras un ataque aéreo. Nadie le dice nada. Le quisimos decir que habían sido cogido prisioneros pero el teniente lo prohibió. Era malo para la moral de combate dijo. No nos rendimos. Sabemos que no es verdad. En los primeros días vimos como cogieron a unos muchachos que andaban sin munición cuando nos retirábamos.
Hermano, hoy creía que era el último día. Del 903 no quedamos ni la mitad. El acoso es constante. Nuestra situación insostenible. Hasta el teniente anda abatido. Nos han encajonado con el río a nuestras espaldas. Ya no llega la munición abundante como hasta ahora. ¿Querrá decir que nos dan por perdidos?.
A la noche se sigue oyendo ruido. Mucho ruido aquí. Y cuando para aquí se oye más allá. Todo arde, hasta el Río.
Han abierto las compuertas del Pirineo y la riada se ha llevado los puentes. Un desastre. Si ya teníamos poca munición ahora dicen que no nos podrá llegar nada. Los que estaban abajo en el río, muchos, se han ido con él. Hasta los buenos nadadores. Imagínate.
Por no tener no tenemos ni agua. Algunos beben del río pero dicen que lo han envenenado. Yo mas bien creo que es el fondo que se ha revuelto. Lo que nos faltaba. La gente con cagalera. Yo prefiero la sed. Maldita sed.
Más de lo mismo, sed y lucha en las trinchera. Hoy les hemos rechazado varios ataques pero no podemos más. Mataron a un chico joven que se volvía como sonámbulo para atrás. Decía que se iba a su casa. Que no le gustaba la guerra. Se lo llevaron hacia el río. Oímos un tiro. Todos supimos que había pasado.
Los mandos andan muy tensos. Se habla de que nos deberíamos de retirar. Las órdenes son otras. Me voy a dormir. Si no vuelvo dales un abrazo la madre y nuestras hermanas. Otro abrazo para Montse. Me acuerdo mucho de ella.
Te escribo hoy desde un agujero. Llevo toda la mañana aquí. Me tiemblan las manos. No oigo nada. Tengo un regusto en la boca que no se va y ya ni siento la sed. Soy parte de ella. Creo que no saldré de aquí. De tanto en tanto la tierra tiembla con un ruido que creo que me ha dejado sordo, ya no lo oigo, solo lo siento.
Estoy solo. me asomé antes y no quedaba nada de nuestro atrincheramiento hasta donde llega la vista. He visto algunos cuerpos. No me preocupo por ellos. No se mueven. Alguno debe de quedar pues se oyen paqueos nuestros. Yo no disparo. Casi no tengo fuerzas ni para escribir. Para mi sorpresa los facciosos no avanzan. ¿Será que quieren que nos muramos de sed?.
Tengo todas las cuartillas en el macuto. No se cuando te las mandaré. No tengo mucho mas papel. ¿Será una señal?.
Igual que el cepillo y la pasta dentífrica. De que me vale eso aquí. No tengo ni hambre pero he enflaquecido ya que me he apretado el cinturón un par de veces.
A la noche saldré para bajar hacia el río. Nos siguen bombardeando. No aguanto más. Por lo menos el sol no quema pero el calor abrasa. Solo quiero volver a veros.
El cuerpo de Josep María Estartit fue hallado por zapadores de la 17 de Burgos agazapado y cubierto de tierra. Estaba abrazado a un cuaderno sucio y no llevaba arma. Uno más. Otro más. Habían caído como chinchillas. Para la 17 de Burgos no era más que un capítulo más. Los moverían a los dos días como reserva para continuar por otros dos meses y medio más. Así todos los días. Era el nunca acabar. Fue la batalla del Ebro.
Etxegarai